Por María Paz Fernández
A más de quince días del comienzo del invierno, con una ola polar y temperaturas bajo cero, nos enteramos de un grupo de jóvenes del Centro Cristiano de la Unión Evangélica de La Plata que con un poco de tiempo, ganas y mucho amor, se juntan dos veces semanales a cocinar para luego repartir un plato de comida caliente a personas en situación de calle.
Tuvimos la oportunidad de charlar un poco con uno de los integrantes de este grupo, Juan Marcos Fernández, ex alumno de nuestra institución y egresado de ésta en el año 2016, que está viviendo allí, transitoriamente, por motivos de estudio, y nos contó cómo es esta movida.
“Lo que los motiva a salir es el amor de Jesús, y la comida es solo una excusa para ir y decirles que Jesús los ama también a ellos, no importando la situación que estén”, nos contó Juan Marcos. “Siempre me chocó mucho cuando veía a personas en esta situación, y cuando encontré gente con el mismo sentir que yo, no dudé en sumarme. Aparte me gusta mucho poder hablar de Jesús y acompañar a la gente», agregó.
Lo que más llega de estas salidas es que no solamente reparten comida, sino que les prestan el oído a estas personas, charlan, se conocen, les cuentan sus problemas, sus historias, generando entre ellos un vínculo muy lindo y gratificante para todos.

La comida calienta lista para ser repartida
“¡Ellos se alegran mucho! Se puede ver en sus caras como disfrutan de la comida. También, se sienten contentos por qué a la mayoría de ellos, hace mucho que nadie les da un abrazo, y nosotros tratamos de transmitir amor a través de un gesto tan simple como ese.”
Las salidas son impulsadas desde la iglesia, desde el ministerio “Seamos Parte”, pero puede sumarse cualquiera que tenga ganas de ayudar, siempre y cuando haya respeto y amabilidad. Provocando, que esas personas que se suman, también puedan conocer a Jesús, ese Jesús que no se queda encerrado en las cuatro paredes de una iglesia, que no se esconde, sino que sale, que acciona, que sale de su zona de confort y muestra que el amor es acción y Su amor está presente en cada plato de comida, en cada charla, en cada abrazo, y de una u otra manera, en cada salida.
“Estamos muy contentos por la posibilidad de poder servir a Dios en las calles, y poder acompañar a la gente que más lo necesita. Pero también con una responsabilidad y respeto enorme, porque esto está creciendo mucho y tomando una difusión que nosotros nunca imaginamos”.
Considerando los tiempos en los que vivimos donde “pensar en uno mismo” o “mirar hacia un costado” ante las necesidades del otro está a la orden del día, está bueno ver a diferentes grupos de jóvenes que están dispuestos a dar un rato de su tiempo para ayudar a los demás. No solamente en las necesidades físicas, como es el alimento, sino también en las necesidades afectivas que tiene la gente que sufren tanto al estar “excluidas” de la mirada de la sociedad y del mismo Estado.
Debemos pensar que desde nuestro lugar a través de pequeñas acciones podemos acercarnos a otras realidades y poner nuestro granito de arena para poder cambiarlas. Acciones como estas nos inspiran y son de ejemplo a seguir, por lo que nosotros también podemos tomar la iniciativa y ser parte.