Por Eugenia Griffioen y Manuela Ferreyra

Amanecía en Windsor, Inglaterra y la mañana del 19 de mayo no tenía nada de común, empezando por el sol radiante que había en el cielo y siguiendo por el hecho de que el hijo menor de la amada Lady Di, Harry, se casaba con la famosa actriz americana Meghan Markle.

La historia de amor de esta joven pareja empezó hace 2 años, cuando por medio de una amiga, Misha Noon se conocieron. Al poco tiempo de hablar decidieron viajar juntos a Botsuana, sur de África, en ese viaje el príncipe Harry, el sexto en la línea de sucesión al trono británico, supo que ella era la indicada. Ambos aseguran que no se conocían el uno del otro antes del encuentro. Su romance avanzó muy rápido, como Harry declaró en una entrevista: ‘’El hecho de que me enamoré de Meghan tan increíblemente rápido fue una confirmación para mí de que las estrellas estaban alineadas, todo era perfecto». Su pasión por cambiar el mundo fue una de las cosas que los unió. Ambos forman parte de diversas ONG ‘s, y caridades alrededor del mundo.

Los dos aseguran que al final del día son una pareja normal como cualquier otra, eso se puede presenciar en la propuesta de matrimonio, llevada a cabo el 27 de noviembre de 2017. Él le ofreció matrimonio en una noche normal y típica, para ellos, en su casa en el Palacio de Kensington mientras la preparaban pollo.

Foto oficial del compromiso

Luego de este hecho, la cuenta regresiva comenzó y nadie podía esperar a que llegara la primavera (inglesa) para celebrar la boda de una pareja que se ganó tanto el corazón del pueblo británico como de muchos fanáticos alrededor del mundo.

Las primeras personas de la Casa Real en hacer una declaración sobre el compromiso fueron los Duques de Cornwall (Charles y Camille) diciendo que estaban muy felices por Harry y Meghan. Más tarde se sumaron las felicitaciones de los duques de Cambridge William y Kate, hermano y cuñada de Harry; el saludo de la reina y su esposo no tardó en llegar. Los padres de Meghan Markle, aunque divorciados, expresaron que también estaban muy contentos por su hija.

Meghan ya había estado casada con anterioridad, fruto de su relación con el productor Trevor Engelson. Ambas partes declararon que el divorcio se debió a ‘’diferencias irreconciliables’’, aunque diversas fuentes dicen que fue Meghan quien decidió romper la unión, enviándole el anillo por correo postal a Los Angeles, California; lugar donde su ex marido se encontraba. Este fue uno de los hechos que a muchos hizo dudar de si la reina aceptaría la unión, además de que a algunas personas les hacía ruido que Meghan tuviera ascendencia afroamericana; contrario a todos estos comentarios la reina no tuvo ningún problema en darle la bienvenida a la familia real, incluso meses antes del compromiso organizó el encuentro formal para conocer y aprobar a la novia de, tal como se rumorea,  su nieto favorito,  acelerando los protocolos en lo posible para dar cuanto antes su bendición.

Con un sol espléndido el 19 de mayo, no podía ser más perfecto, miles de personas se congregaban a las afueras de la Capilla San Jorge y alrededor del camino que haría Meghan Markle en el Roll Royce personal de la Reina Elizabeth II, junto a su madre Doria Ragland.

De verde, Kitty Spencer, sobrina de Lady Di, modelo e influencer británica

Mientras la futura Duquesa de Sussex se preparaba para su gran día, los 600 invitados iban llegando a la boda, además de la familia real y la familia Spencer, entre la que se encontraba Kitty Spencer, sobrina de Lady Di y modelo e influencer británica.

También se dieron cita personalidades destacadas tanto de Inglaterra como de Estados Unidos, tales como George y Amal Clooney, Patrick J Adams (co-protagonista de Meghan en la serie Suits) con su esposa Troian Bellisaro,  James Corden, Oprah Winfrey, Serena Williams (la mejor amiga de Meghan), David y Victoria Beckham, entre otros.

Menos de media hora antes de que comenzara la boda, Harry llegó caminando junto a su hermano William, quien fue su padrino de bodas, a la Capilla San Jorge en donde esperó con ansias el arribo de la novia. Cerca de las 11.30 (horario inglés) luego de que la reina hiciese su entrada, Meghan Markle llegaba a la capilla con un vestido simple en un tono blanco hueso de Givenchy, diseñado por la directora artística de la casa, la británica Clare Waight Keller. Cabe destacar que el valor de la prenda, fue de 135 mil dólares, pagados por la novia. Con su simpleza característica y siguiendo la tradición británica de llevar algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul la ex actriz, optó por llevar, como algo usado, los aros de Cartier, que ya se había puesto en ocasiones anteriores. Lo nuevo fue la pulsera moderna de diamantes firmada por Cartier. Como objeto prestado, eligió la tiara Filigree de la reina Mary prestada por la reina Elizabeth II y usada a especial pedido de Harry, ya que esa era una de las diademas favoritas de Lady Di. Algo azul, el anillo de aguamarina de Diana que el príncipe Harry le regaló a Meghan y que mostró en la recepción nocturna ofrecida por el príncipe Charles.

Por problemas de salud, su papá Thomas Markle no pudo estar presente en la boda por lo tanto no la condujo al altar, para solucionar eso, el Príncipe Charles la acompañó durante la última parte de la caminata por la iglesia.

Mientras se escuchaban las palabras de bienvenida, se podía ver a los novios radiantes, ella con una enorme sonrisa y a él siempre pendiente de la novia y contento de verla feliz. Al no ser una boda de Estado, se dio la posibilidad de que la ceremonia fuera más descontracturada, y que los novios tuvieran más libertad para decidir la dinámica de la celebración. Dirigiendo la ceremonia estaba el decano de Windsor y en un momento la tía de Harry, Lady Jane Fellowes leyó unos versículos de Cantar de los cantares, representando a Diana. Para el mensaje central de la ceremonia se eligió a un pastor de Chicago, descendiente de esclavos, llamado Michael Curry que fue una bocanada de aire fresco, con palabras típicas del slang afroamericano y citando a Martin Luther King Jr dio una charla directa sobre el amor. Luego el coro afroamericano, The Kingdom interpretó la canción “Stand by me” de Ben E. King sorprendiendo a todos. Minutos después el arzobispo de Canterbury los casó y la feliz pareja se convirtió oficialmente en un matrimonio. Mientras Meghan y Harry firmaban los papeles en donde se los nombraba como Duques de Sussex, junto a la reina, un violinchelista de tan solo 19 años, Sheku Kanneh-Mason, deleitó al público con su talento.

Sonrrientes, los novios, en plena ceremonia de boda

 

Por protocolo, ninguna pareja real puede besarse en público sin haberse casado antes y tampoco pueden besarse dentro de la iglesia, así que el beso en las escalinatas era un momento muy esperado por los fanáticos alrededor del mundo. Técnicamente la realeza no puede besarse en público en ningún momento, pero el pueblo esperando afuera por ese beso ha presionado a los miembros de la familia real en las últimas generaciones a darse un beso una vez fuera. Esta vez no fue la excepción, mientras Meghan y Harry salían de la capilla San Jorge el mundo esperaba verlos fundirse en ese gesto de amor. El beso fue lo suficientemente largo y sincero para satisfacer al público, y lo suficientemente corto y formal como para adecuarse al protocolo real.

Bajo un sol primaveral, la pareja real se dio el primer beso como marido y mujer

Luego de este episodio, la flamante pareja se subió a un carruaje e inició el habitual recorrido de tres kilómetros por Windsor para saludar a la gente que se congregaba a los alrededores. Cuando terminaron de recorrer, solo tenían un par de minutos para poder sacarse unas fotos antes de tener que seguir con el ajetreado programa, el fotógrafo oficial de la boda, Alexi Lubomiriski les dijo que posaran en las escalinatas de la capilla, exhaustos Harry se sentó en las escaleras y Meghan simplemente se desplomó en sus brazos, empezando a reírse los dos por la ridícula situación, en ese espontáneo los captó el fotógrafo, convirtiéndose esa en la foto que mejor representa a la pareja y la que definitivamente más magia tiene. (Nos referimos a la foto que esta en la portada en blanco y negro)

Tradicional recorrido en carruaje por Windsor

Los novios se dirigieron al almuerzo ofrecido por la reina, en el que además de los 600 invitados a la boda se esperaban como 200 personas que Harry y Meghan habían invitado pertenecientes a diferentes caridades que han tenido un impacto en la sociedad inglesa. A la noche el príncipe Charles ofreció una recepción de un ámbito mucho más privado en donde no fueron permitidas las cámaras de los diferentes medios que transmitieron toda la boda.