Entrevista al pastor Javier Monge

Por Florencia Quiñones

En estos momentos, donde las reuniones sociales están prohibidas en nuestra ciudad, las iglesias se vieron obligadas a suspender los encuentros presenciales y a cerrar sus puertas. Sin embargo, la familia de la fe continuó unida de manera virtual.

Para saber más sobre esta situación entrevistamos a Javier Monge, pastor a tiempo completo y miembro de la «Iglesia La Unión» ubicada en la calle Mitre en nuestra ciudad, quién dedicó su vida a Dios desde sus 22 años y actualmente forma parte de la Unión Evangélica de la Argentina. Él nos relató cómo está ejerciendo su cargo en estos momentos y cómo afrontó la situación.

¿Cómo se transita este tiempo, en el cual tenemos que estar dentro de nuestras casas el mayor tiempo posible, de manera espiritual?

Estos tiempos en los que estamos restringidos creo que han sido beneficiosos y nos han otorgado más oportunidades de diálogo con la familia. En mi caso pude estar más tiempo con mi esposa y mis hijos, ya que antes uno estaba ocupado con otras cosas y no se daban momentos de encuentro, y a raíz de esta situación, nos hemos reencontrado de otra manera. En cuanto a lo espiritual, el estar tanto tiempo dentro de nuestros hogares genera que las personas tienden a conectarse más con Dios y alinearse con él.

El pastor Javier Monge, entrevistado por La voz de Estrella

¿Qué es lo que las personas opinan sobre la presencia del Señor frente al Coronavirus? ¿Qué has escuchado sobre esto?

Hoy en día todos opinan, existe un abanico de opiniones. Algunos dicen que todo lo que está ocurriendo es un castigo por no estar en paz con el Señor, otros hablan del final, de que se están dando señales que fueron escritas en la biblia, entre otras cosas que uno escucha. Desde mi punto de vista Dios ha permitido esto, indudablemente, para que el hombre pueda reconocerle e inclinarse ante él.

A raíz de la situación actual, ¿sentís que en esta situación la espiritualidad de la gente creció o disminuyó?

Siento que la espiritualidad en la gente ha crecido, las personas se hacen muchas preguntas a raíz de esto que está pasando y las responden con ayuda de la palabra del Señor. La pandemia ha generado que gran cantidad de personas aprovechen su tiempo para leer la Biblia, para compartir su mensaje y preguntarse cómo está nuestra relación con Dios.

Personalmente, también noto un crecimiento de la espiritualidad en las reuniones de mi congregación ya que se han sumado, a través de la virtualidad, personas que no asistían anteriormente a la institución y ahora están del otro lado escuchando las oraciones.

Hablando de la virtualidad, ¿cada cuánto hacen las reuniones y en qué plataforma? ¿Cuántas personas asisten, aproximadamente, a estos encuentros?

Realizamos encuentros en vivo todos los jueves y los domingos en nuestra plataforma principal que es Facebook y también estamos compartiendo contenido diariamente por Instagram. Para las oraciones utilizamos Zoom, ya que nos dimos cuenta que era necesario y más eficiente vernos entre todos en ese momento, y cada grupo (jóvenes, adultos, niños) tiene sus propias charlas y encuentros por Google Hangouts.

En cuanto a la asistencia, contamos con 70 u 80 personas conectadas en el momento de los vivos, aproximadamente, aunque después lo reproducen alrededor de 700.

Reunión virtual en Zoom con miembros de la Iglesia “La Unión”

 

¿Y te fue fácil utilizar las plataformas virtuales para reunirse o te costó adaptarte a usar estas herramientas?

Fue un aprendizaje pero estamos en una constante y permanente actualización, buscando siempre la mejora y teniendo en cuenta la comunicación eficiente. Siempre trato de estar actualizado con el manejo de la tecnología, y en esta instancia estamos utilizando todos los espacios de la multimedia.

Esta situación nos hizo aprender mucho sobre la tecnología pero también nos hizo entender que ser iglesia es más allá de estar reunidos en un lugar y en un horario, sino que uno está conectado con Dios permanentemente y él habita en cada uno de nuestros corazones.

Sé que no es lo mismo verse a través de una pantalla que personalmente, ¿tuviste que cambiar tus palabras, oraciones y prédicas a raíz de esto?

Sí, no cambiamos el formato de las reuniones pero lo que sí hicimos fue recortar el tiempo de las mismas. Los mensajes en los encuentros presenciales duraban alrededor de 45 minutos o una hora, porque uno comienza a explayarse y a interactuar con los presentes, y ahora los resumo en 15 minutos. También cortamos el tiempo de canto y adoración utilizando solo dos canciones. El objetivo de esto es evitar ciertos clichés y que, tanto el mensaje como la comunicación, sean entendibles.

Además, para que las personas reciban la palabra de Dios de manera rápida y fluida decidimos crear una serie de videos llamados “Un minuto con el pastor”, en los cuales elijo un versículo bíblico y lo comparto en un video de 1 minuto por el Instagram de la Iglesia.

Uno de los videos de «Un minuto con el pastor»

¿Qué es lo que más extrañas de los encuentros presenciales?

Lo que más extraño es encontrarme con la familia de la fe, con la gente mayor específicamente que son los más privados. Quiero volver a abrazarlos y estar cerca, porque ser pastor para mí se trata de eso, de compartir y estar con la gente. También extraño cantar y oír todas las voces juntas y el volver a vernos se desea con muchísima intensidad.

Aun así, nunca hemos dejado de estar conectados y siempre decimos que la iglesia no está cerrada porque nosotros somos el templo del Señor, tal como se dice en el versículo 1 Corintios 3:16: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”

Uno de los encuentros que se realizaban antes de la llegada de la pandemia

Ahora que la iglesia se encuentra cerrada, ¿qué tipo de trabajo estás haciendo, además de las reuniones que hablamos antes?

Realizo acompañamiento pastoral a distintas familias, solicito permisos para ir a sus domicilios a visitarlas y compartirles la palabra de Dios. También asisto a centros de salud con el mismo propósito, el de transmitir un mensaje bíblico, y estoy junto a familiares en la despedida de personas fallecidas. Esto lo hago tanto con personas creyentes como con las que no lo son, y definitivamente, cuando uno le abre el corazón a Dios los momentos se transitan de una manera diferente. Se nota mucho la diferencia a la hora del duelo, porque cuando la presencia del Señor está en el ambiente reina la paz.

https://www.instagram.com/p/CGpH4K3Ie7u/

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