Por Jacco Griffioen y Manuel Poliszuk

Durante estas últimas semanas han surgido varios proyectos solidarios que tienen como finalidad darle un plato de comida a aquellas familias que se vieron afectadas por esta situación de pandemia y están pasando por un momento de necesidad.

Uno de ellos es el proyecto “#YoDonoUnaVianda”, impulsado por la Iglesia de la Unión Evangélica Argentina Tandil y en el cual luego se involucró nuestro Colegio, Estrella de Belén, ya que pertenecen a la misma organización religiosa. El proyecto en cuestión consiste en la elaboración de viandas cada semana para ser luego distribuidas en el barrio Tropezón a las familias o personas que las necesiten.

Las viandas, listas ya para ser empaquetadas y distribuidas

El capellán del colegio, el pastor Javier Monge, nos cuenta cómo surgió esta iniciativa: “En este contexto del Covid-19, uno de mis hijos quedó cesante de su trabajo, por lo que al ser muy buen cocinero, comenzó un microemprendimiento de viandas para su sustento. Él fue quien me compartió la posibilidad de apartar un día para cocinar y preparar viandas para las familias más vulnerables”. De esta manera, el proyecto se inició a mediados de marzo, coincidiendo con el inicio de la cuarentena. Esto implicó que las personas involucradas tuvieran que pedir permisos al Municipio para poder salir a repartir las viandas y a recoger donativos.

La elaboración de las comidas se lleva a cabo en las instalaciones de la iglesia. El menú suele cambiar semana a semana, se han hecho tallarines, pizzas, arroz, guiso. Generalmente, los preparativos se inician los viernes por la tarde y se empaquetan las viandas al día siguiente. En este proceso deben ser sumamente precavidos: “Somos muy cuidadosos en extremar las medidas de higiene y limpieza de los utensilios que usamos. Además, tanto los cocineros como los ayudantes deben utilizar cofias y barbijos», explica Monge.

Las ayudantes en plena labor.

Los alimentos utilizados para la elaboración de las comidas provienen enteramente de donaciones, las cuales son realizadas tanto por miembros de la comunidad de la iglesia como por familias del colegio.

Hasta la fecha, ya se han elaborado aproximadamente 800 viandas, las cuales fueron en su gran mayoría destinadas al barrio Tropezón. Todos los sábados, un equipo de voluntarios colabora en trasladarlas desde el centro de la ciudad hasta el barrio. Allí, en un anexo que posee la iglesia, las familias y personas que lo necesitan van  y retiran su plato.

Por último, Monge quiso agradecer a todos los que ayudaron: «Aprovecho para agradecer a las familias de Estrella de Belén por el apoyo incondicional a esta causa noble y solidaria. Recordemos las palabras de nuestro señor Jesucristo, quien nos dijo: ‘Más bienaventurado es dar que recibir’.»

Para colaborar, es posible donar cualquier tipo de alimento no perecedero, frutas, verduras o dinero, con el cual se compran alimentos de manera más barata al Banco de Alimentos de Tandil. Si se desea ayudar, ponerse en contacto con el siguiente email [email protected]

Caja de amor

En la misma línea de solidaridad, nos encontramos con el proyecto #CajaDeAmor llevado adelante por los alumnos de 6º año del Colegio Estrella de Belén. Esta iniciativa también tiene como objetivo ayudar a familias con necesidad en estos tiempos de pandemia, acercándoles una caja de amor con alimentos no perecederos y unas palabras de aliento y sustento. En esta ocasión los alumnos ayudaron a familias que se encuentran en el barrio Tropezón.

Las cajas hechas por los alumnos de 6° año.

El proyecto surge en la materia de Educación Cristiana como una propuesta para los alumnos de la profesora Rocío Fernández. «Luego de trabajar en clase temas como el servicio, la solidaridad, las obras misioneras, consideramos oportuno poner todo en acción», explica Rocío. Basados en el versículo “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”, Santiago 2:17 (RVR1960), los alumnos y docentes decidieron llevar el amor de Jesús a la práctica a través de esta campaña solidaria.

Algunas de las destinatarias recibiendo sus cajas

El proyecto estuvo en las manos de los alumnos. “Tanto mi rol como el de los demás chicos era el de juntar aquello que se iba a donar. En este caso  las cajas, los alimentos, decorar las cajas y dejar todo listo para que después lo repartan”, nos explica Arianna Tamame, estudiante del colegio.

Las cajas contienen alimentos no perecederos, recolectados por los alumnos, y unas palabras de aliento en las que se refleja el amor de Dios. El objetivo es ayudar a un grupo de doce familias asociadas al anexo de la Iglesia de la Unión. Se reunieron doce voluntarios (un alumno por cada caja) y se les pidió que desde sus casas se encargaran de prepararlas.

Los alumnos nos contaron que armar las cajas fue un proceso divertido, y que se siente muy bien ayudar a alguien más cuando lo necesita. “Cuando Ro, la profesora de Educación Cristiana, nos comentó sobre este proyecto me entusiasmé. Se siente bien poder ayudar, aunque no sea en grandes cantidades. Finalizo con esto: ‘Mejor es dar que recibir’ ”, nos contó Sofía Rodríguez, otra estudiante de 6º año del colegio.

Cajas de amor llegando a destino

Finalmente le preguntamos a los alumnos si tenían algún saludo para las familias y Arianna Tamame nos compartió lo siguiente: “Espero que las cajas y los mensajes hayan sido de bendición y que sepan que cualquier cosa que necesiten siempre pueden contar con nosotros. Que sepan que Dios no nos va a dejar solos, en la Biblia dice, en Deuteronomio 31:6 ‘Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará’ ”.