Entrevista a María Paz Fernández

Por Agustina Seco

María o como le dicen sus más allegados, Pochi, transcurre su vida estudiantil en nuestro colegio Estrella de Belén desde el jardín. Hoy está cursando 5to año del secundario. Decidí entrevistarla para que ella nos pudiera compartir su experiencia como misionera en Chaco, haciendo llegar la palabra del Señor a los que no pueden acceder a ella.

¿Qué actividades fuera del colegio realizás?

Estudio piano cuatro días a la semana, los sábados voy a la iglesia “Vida para todos”, a una reunión de jóvenes de las 20 hasta las 00.

¿Desde cuando vas a la iglesia?

Toda la vida fui, pero a los 11 años fue cuando tuve un encuentro con Dios y lo pude aprovechar.

¿Cómo te enteraste del viaje misionero?

Mi hermano había viajado hace un par de años atrás, y desde ese momento me dieron ganas de hacer lo mismo, no pude porque era muy chica. Todo se intensificó cuando, el año pasado, alumnas del colegio hicieron un viaje similar y lograron trasmitirme esas ganas de llevar la Palabra. En el salón de usos múltiples del colegio pude ver un cartel publicitando el viaje y me contacté por ahí.

¿Cuál era el objetivo?

Yo no fui con un objetivo claro, sólo fui con mis ganas de ayudar, sin saber con qué me iba a encontrar o cómo me iba a sentir. Me encantó hacer este viaje, toda la gente me demostró mucho amor y me dieron mucho más de lo que yo les podía dar.

¿Cómo recaudaron las donaciones?

Cada joven que iba a realizar el viaje debía encargarse de recaudar en la iglesia a la que asistía, anunciar que iba a misionar y los que querían y podrían donaban medicamentos, útiles escolares, entre otras cosas. Personalmente en mi iglesia recaudamos útiles, tuvimos la suerte de además recibir más de 800 medicamentos por parte de una mujer de la iglesia que trabaja como farmacéutica.

¿A dónde fueron específicamente?

Fuimos al impenetrable chaqueño, al monte Nueva población por diez días.

¿Qué experiencia o enseñanza te dejó este viaje?

Me dejó la enseñanza de poder valorar cosas que tenemos cotidianamente y que esta gente no tiene, como una cama, dormíamos en un colchón y capaz no estás re cómodo como en tu casa. También aprendí a cuidar los recursos, por ejemplo, en mi casa por ahí estaba media hora en la ducha y ellos se bañaban con la mitad de un balde y eso te marca. Lo que más me impactó es que no cuentan con agua corriente ni luz. Para poder cargar un balde con agua potable tenían que ir hasta una ciudad que está a 200 km del monte, algo que yo tengo abriendo una canilla.

Pintando las viviendas de la comunidad

¿Cómo era la convivencia?

Entre los chicos que fuimos a misionar nos llevamos re bien, seguimos en contacto siempre. Dividíamos las tareas domésticas por días, capaz un lunes a mi me tocaba lavar los platos, o limpiar los baños, dependiendo del día nos dividíamos las tareas. Pintamos las iglesias de la comunidad, también hicimos una actividad para chicos, que le llamamos horita feliz, donde también nos dividimos los juegos que cada uno iba a hacer. También nos dividíamos en grupos para hacer visitas a las casas más cercanas, donde nos esperaban con algo para comer y el mate. Es muy impactante ver que en algunas casas no tienen paredes, es decir que solo viven con dos paredes, pero a pesar de eso ellos nos trataban con mucha amabilidad y nos esperaban con sus mejores ropas.