Por Nicolás Carciochi
Este año, el 19 de junio, se cumplieron veinte años desde que Annele Moroder asumía la dirección del Conservatorio de Música Isaías Orbe en Tandil, una de las instituciones educativas más queridas de nuestra ciudad.
En el marco de la celebración del Día de la Bandera, autoridades del Conservatorio con el profesorado y alumnos graduados decidieron festejarlo.
En diálogo con la jefa de área del Conservatorio, y hermana de Annele, Guillermina Moroder, nos contó cómo inició la organización del festejo:
“Algo tenía que hacer, porque me parece que 20 años era algo para festejar. Sobre todo con lo que implica hoy estar al mando de una Institución, tantos años en la dirección no podían pasar desapercibidos. En base a eso, una vez que solicité autorización a la directora, empezamos a organizar el festejo. Justo coincidía con la fecha del acto del Día de la Bandera, 19 de junio, así que enganchamos con eso.”
Así, llegado el 19 de junio, una vez que terminó el acto formal del Día de la Bandera, la vicedirectora, Bibiana Álvarez, rompió el hielo y con palabras cálidas reveló la organización “secreta” del festejo, y felicitó a Annele por sus 20 años en la dirección.
De las palabras formales se encargó Daniela Di Palma, profesora de política educativa. En un discurso muy emotivo, mezclando conceptos y palabras amistosas y de amor, plasmó muy claramente lo que implica llevar a cabo una gestión educativa, como es la dirección de un instituto terciario, en este caso, y lo que implica hacerlo durante tantos años con tantos cambios en la política.
A lo largo del festejo, diferentes personas invitadas que acompañaron a Annele durante estos años hablaron y compartieron anécdotas y experiencias. Estaban presentes muchas personas que la vieron crecer como profesional y llevar adelante la gestión del Conservatorio: desde su padre, su madre, y una de sus hijas; hasta personas que trabajaron con ella: la segunda vicedirectora que la acompañó en su puesto de trabajo, la jefa de área que estaba cuando asumió Guillermina, una portera que estuvo muchos años y se jubiló, una empleada administrativa, una secretaria.
Más tarde, a modo de sorpresa, como siempre se espera en los festejos del Conservatorio, se presentaron piezas musicales preparadas por docentes y alumnos graduados.
“Enseguida se prendieron muchos a preparar canciones, y otros no pudieron, pero la intención estaba. En primera instancia, armamos con unos compañeros un sexteto, y cantamos el tango ‘Volver’, un arreglo de Palmeri. Justamente, habla de que ‘20 años no son nada’”. Nos comentaba Guillermina.
Después, un dúo de profesores de piano, Alejandro Fernández y Ángel Díaz, tocaron a cuatro manos la danza rumana “Slava Dvorak” (OP. 72 N°2 y N°8). Luego, pasó el alumno graduado Lucas Lenzi, y la profesora Juliana Miojedik, una de las más jóvenes del Conservatorio. Ellos tocaron “Cantabile et Presto” de George Enesco, Lenzi en piano y Mihojevic en flauta traversa. Y para terminar, el cuarteto de guitarras, de los profesores Ramírez, Suárez, Mortara y Navarro, que tocaron “El choclo” de Ángel Villoldo y “Libertango” de Astor Piazzolla.

Mihojevic y Lenzi, “Cantabile et Presto”
Terminadas las presentaciones, se prosiguió a abrir los regalos que le habían comprado diferentes personas a Annele. Emocionada y sorprendida, le tocó a ella dar las palabras de cierre:
“El otro día rescatamos un documento del año 98, que proyectaba la ‘visión’ del Conservatorio. En ese momento tuvimos que hacer una Institución de un lugar que estaba prendido fuego: la directora había renunciado, cerraban institutos… Era un momento tremendo, y en el querer terminar la situación y salir adelante, dije: ‘terminemos con esto´, y realizamos entre todos los documentos que había que hacer y me presenté. Fue un poco así. Con algunas ideas claras, que trabajé con el tiempo. Pero uno nunca se imagina, nunca proyectas veinte años de tu vida. Aún así pudimos, trabajando en equipo, salir y hacer del Conservatorio un gran lugar, pero no hay un mérito solo mío. Si hay alguno, es haber formado equipos. El mérito es de la gente que vino al lado mío todo este tiempo. Es una vida y una gestión que no me ha pesado, en un lugar en el que las paredes parecen de goma, que se estiran para seguir recibiendo gente. Les agradezco a todos y todas infinitamente por haber venido, y les pido que sigamos haciendo del Conservatorio lo que es hoy”.
Después de las palabras de Annele, se invitó a la gente a que entrara al aula 4, en donde ella siempre dio clases, para cerrar el festejo con un brindis y torta.