Por Luciana Anchoverri y Milagros Ermaliuk
Tras la tragedia de Cromañón, el ex líder de la banda «Callejeros» y actual miembro de «Don Osvaldo» quedó en libertad por la decisión del juez Juan Ramos Padilla el miércoles 2 de mayo.
Recordemos que Patricio, «Pato», Fontanet había sido recluído en prisión debido a la tragedia en el local bailable República Cromañón, ocurrida el 30 de diciembre de 2004, que irrumpió en las vísperas de año nuevo como un capítulo imborrable en la memoria colectiva. 194 personas que no debían partir, partieron,; algunos asfixiados, otros pisoteados. El resto, calcinados. La noche también contempló 1432 heridos debido a las irregularidades en la seguridad del lugar. Bengala, incendio, heridos, humo, oscuridad y desesperación en pleno recital.
Después de 3 años y medio, el “Pato” Fontanet logró el beneficio de la libertad condicional luego de que el juez de Ejecución Penal José Pérez Arias tomara la decisión, tras la modificación en el cálculo del cumplimiento de la pena realizada por el Tribunal de Ejecución. El cantante estaba condenado a siete años de prisión, que pudieron ser reducidos debido a que participaba del Programa Interministerial de Salud Mental (Prisma) dentro de la prisión, y cumplir así la mitad de su condena.
De los 14 condenados de Cromañón solo faltaba salir Fontanet
- Patricio Fontanet era el último miembro de los 14 condenados que aún seguía detenido y hoy es libre.
- Cristian Torrejón, ex bajista de la banda, recibió una condena de 5 años y obtuvo la libertad condicional.
- Juan Alberto Carbone, saxofonista de la banda, recibió una condena de 5 años y el beneficio de la prisión domiciliaria.
- Elio Delgado, uno de sus ex guitarristas, tuvo una condena de 5 años y recuperó su libertad condicional.
- Maximiliano Djerfy, ex guitarrista, recibió una condena de 3 años y obtuvo la libertad condicional.
- Diego Argañaraz, manager de la banda, fue condenado a 5 años de prisión y obtuvo su libertad.
- Entre otros condenados también se encuentran el difunto productor musical Omar Chabán, su ex mano derecha, Raúl Villarreal, el ex subcomisario Carlos Rubén Díaz, la ex subsecretaria de Control Comunal del GCBA, Gabriela Fiszbin, el ex director general de Fiscalización y Control, Gustavo Torres y la ex directora general adjunta de Dirección General de Fiscalización y Control, Ana María Fernández. Todos quedaron fuera de la cárcel.
Esa trágica noche
“¿Se van a portar bien?”, había preguntado el Pato a su público sediento de rock hace 13 años sin pensar en lo que más tarde iba a suceder.
La noche del recital prometía ser una fiesta. Cerca de seis mil fanáticos se habían reunido en el barrio porteño de Once para disfrutar de los éxitos de Callejeros. Pero todo desencadenaría la peor de las tragedias que recuerde el rock argentino: El reloj marcaba las 22 horas y 50 minutos cuando los hinchas por fin comenzaron a responderle a Fontanet. Bengalas encendidas y elementos pirotécnicos amenazaban la integridad de todos los presentes. Hasta que, finalmente, ocurrió lo que muchos temían: un proyectil impactó el techo del local recubierto de un plástico inflamable y unas planchas de poliuretano, dando comienzo al fatal incendio.
Entre una de las salidas de emergencia que estaba cerrada con candado y alambres y el corte de luz que provocó el accidente no se logró más que esparcir el terror y la desesperación entre los presentes, que no hallaban manera alguna de combatir las llamas y los gases tóxicos que provocaban los materiales quemados mientras trataban a duras penas de evacuar la “trampa mortal” en la que se había convertido el local, no solo por esto sino también por muchas irregularidades más en cuanto la seguridad y la habilitación del local en lo referido a las salidas y a la cantidad de personas permitidas.
Por otro lado, el caso Cromañón marcó un antes y un después en la seguridad de los espacios, puesto que se centró en un debate no sólo en cuanto a los requisitos de habilitación de estos lugares habitualmente concurridos, sino en la necesidad de profundizar los controles periódicos por parte de los funcionarios municipales con respecto a las condiciones de seguridad.
Estas medidas repercutieron en todo el país, y se instalaron tanto para la protección de las personas en boliches y salones como en otros ámbitos, como escuelas. Es por esto que hablamos con nuestra directora Ana Berg para que nos contara acerca de los cambios que se realizaron en el Colegio luego de la tragedia de Cromañón: “Las medidas de seguridad fueron varias: tener la habilitación del lugar firmada por un ingeniero o arquitecto, habilitación de los bomberos, nada de policarbonato en los vidrios, los cuales fueron reemplazados hoy en día por vidrios laminados. Además, que las salidas de emergencia sean remarcadas para una mejor visibilidad. En caso de incendio, los profes y directivos nos podemos proveer de matafuegos ya que estamos capacitados y se encuentran al alcance de nuestras manos. Los matafuegos son recargados todos los años porque poseen una oblea que indica su vencimiento”.

Tras la tragedia de Cromañón se hicieron mucho más rigurosos los controles de seguridad en edificios
Ana también agregó: “El portón de entrada se cambió por uno con barra antipánico, también se instalaron ventiladores más seguros, contamos con que los fluorescentes de las aulas tengan precinto para evitar su caída y fajas antideslizantes en cada escalón de las escaleras. Algunos años brindamos charlas de RCP instruidas por la Cruz Roja para que los alumnos aprendieran cómo dar reanimación cardiopulmonar en caso de emergencia”.
Y la directora finalizó diciendo: “Desde inspección nos piden un registro exhaustivo de cada una de estas medidas. Somos inspeccionados todos los años durante febrero para chequear y controlar que todos los requisitos pedidos sean cumplidos correctamente. Es un trámite muy importante porque estamos velando por seguridad de todos, queremos lo mejor tanto para padres como alumnos y directivos”.
Fotografía de portada: Matías Bruno