Por Javier Monge, pastor de la Unión Evangélica Argentina

Un fin de semana histórico se vivió en el Obelisco en favor del derecho a las dos vidas y la presencia del pueblo cristiano evangélico ha sido contundente. Cerca de un millón de personas, en representación de la mayoría de las provincias de nuestro país, dio testimonio de una iglesia en unidad que hace oír su voz en las calles. Lo hizo bajo la referencia de que el derecho a la vida del niño por nacer no es un tema de salud pública ni de jurisprudencia ni de ideologías partidarias o religiosas, sino que es un atentado contra el derecho a la vida misma, en esencia, del inocente que no puede defenderse.

El proyecto, mal llamado de interrupción voluntaria del embarazo, que ya obtuvo media sanción en diputados, se definirá en la Cámara alta mañana miércoles 8 de agosto, cuando nuestros senadores voten.

Por tal razón es que la Iglesia Evangélica y otras confesiones, además de grupos próvida, nos unimos en oración manifestando que rechazamos de plano esta ideología de muerte que se quiere instalar en nuestro país. Quienes confesamos abiertamente ser seguidores de Jesús, sentimos que es nuestro deber y bandera hacer oír nuestra voz en defensa de los que no la tienen. La presencia del pueblo evangélico en el Obelisco, el pasado sábado 4 de agosto no ha sido un hecho de poca trascendencia, sino por el contrario, quedará marcada en la historia de nuestro país como ejemplo de una iglesia que sale a la calle, comprometida con los más vulnerables de la sociedad, que se involucra en defensa de los inocentes, y como un testimonio de que somos una comunidad movilizada por principios de vida, que promueve el bien sin diferencias de ningún tipo.

Nos consta que nuestras comunidades de fe (en este caso la Unión Evangélica de la Argentina por citar la misión que represento, como así también todo el pueblo evangélico de nuestra Nación) acompañan a la mujer en su contexto familiar, en el desarrollo de la vida, en las instancias domésticas o conflictivas respetando la individualidad de la persona, brindando contención espiritual y psicológica, compartiendo recursos materiales, como así también la ayuda integral necesaria para salvaguardar la vida misma, porque consideramos que es un bien sagrado que nos ha sido dado por el Autor de la vida. Por lo tanto siempre y bajo cualquier circunstancia defenderemos el derecho a la vida promoviendo que mediante el evangelio siempre hay esperanza y oportunidad. Sosteniendo que sería contrario a los valores que creemos apoyar estos postulados y cultura de muerte que se quiere imponer a costo de interrumpir el proyecto de vida, entendiéndose desde la concepción misma en el seno materno que es un don de Dios y un derecho inalienable de las personas que debe ser respetado.

La Iglesia Evangélica y nuestro Colegio Estrella de Belén no renunciará bajo ninguna circunstancia a la firme convicción de los principios eternos de la Biblia que son y serán siempre el fundamento de nuestra fe y conducta. Por tal motivo es que debemos ser coherentes en afirmar que siempre cuidaremos el derecho del niño por nacer defendiendo las dos vidas. Por último quiero citar el Proverbio que refiere: “Libera a los que marchan a la muerte; salva a los que están por ser ejecutados. Tal vez digas: ‘Esto no lo sabíamos’; pero lo sabe el que pesa los corazones, lo sabe el que observa lo que haces, el que da a cada uno lo que merecen sus obras”.